Con la excusa de dar companía a un hombre solitario, culto y gran lector, un joven acuerda citarse con él en torno a una botella de vino, y charlar sobre los libros que deberían formar parte de cualquier biblioteca. El diálogo permite algunas exposiciones sobre los autores, las obras, los personajes, y todo cuanto acompana a los buenos libros. Al final, lo que iba a ser un canon se convierte en una inteligente invitación a la vida, y también a los placeres que ésta nos ofrece.